Mangorè Eterno Ediciòn Especial 130 aniversario de su nacimiento

Revista Ñande Reko Nº 1

sábado, 4 de mayo de 2013

POST SCRIPTUM A “REAFIRMO QUE BARRIOS FUE UN COMPOSITOR ECLÉCTICO Y PROGRAMÁTICO”



Extracto del libro Agustín Pío Barrios Mangoré. Ritos, Cultos, Sacrilegios y Profanaciones (2010) del autor Lic. Víctor M. Oxley, editorial ServiLibro, págs. 151-165. Este artículo es el consecuente de otros tres publicados en el Suplemento Cultural del diario ABC color; puede leerse el historial en el orden de aparición de ellos en este blog, en el acápite "Crónica de un debate mangoriano".


El Suplemento Cultural del diario ABC titulado “Sobre La Catedral de Agustín Barrios Mangoré” (Oxley, 2009ª) produjo una reacción del Sr. Richard Stover, considerado el más importante biógrafo sobre Agustín Barrios Mangoré. Su intento de querer monopolizar la investigación sobre el genio sanjuanino está edificado sobre una artilugio de la falacia lógica conocida como Argumentum ad Hominem, que simplemente presenta un pseudo razonamiento con la apariencia de una inferencia válida, más lo único que intenta es desprestigiar al que va dirigida, impugnándolo por alguna faceta de su vida o algo que es externo al tema que se toca, tratándome como un neófito en estas cuestiones del arte musical. Pero la realidad es que su artículo no fue más que la concreción de una arrogancia que a modo de principio egológico –desnuda su alter ego- entronca en las raíces de sus principios éticos.

En líneas siguientes hago público un amable mail que me fue enviado por el nombrado al día siguiente de la aparición de mi artículo:
“Date: Mon, 23 Feb 2009 05:01:30 -0500
From: querico3@earthlink.net
To: victor_oxley@hotmail.com
Subject: saludos de Rico Stover
CC: centuri?n1_2000@yahoo.com
Estimado Sr. Oxley:

Estoy examinando el artículo que publicó ayer en el ABC. A   pesar de que está repleto de información extraída de mi libro y que usted no cita la fuente de 90% de esta  información concreta sobre la vida y obra de Barrios, es  evidente que usted no conoce los hechos detrás de la  creación de la obra “La Catedral”, y le voy a contestar con    un artículo que pienso publicar en el mismo periódico pronto. Siempre me da un poco de satisfacción y risa leer lo que dicen gente como usted que piensan que tienen todas las  respuestas a las cuestiones que no tienen respuestas. Usted  me cae como un “armchair” pseudo-musicólogo que no ha  hecho nada en cuanto a investigar el tema de Barrios sino ir al Internet. Y su declaración de estar en el campo de Eduard Hanslick con su manera de pensar que el arte de la música no tiene nada que ver con las emociones (y ni, supongo, la espiritualidad) es 100% equivocada. Pero no hay manera de discutir esto con una persona tan educada e informada como usted, porque ya sabes la verdad sobre el arte y la condición humana.Get ready...te va a gustar, o tal vez, no. Who cares...Touché. Rico Stover”

En respuesta a la invectiva respondí:

“Respuesta a Stover!
De: victor manuel oxley insfran (victor_oxley@hotmail.com)
Enviado: lunes, 23 de febrero de 2009 04:05:52 p.m.
Para: querico3@earthlink.net

Hola Sr. Stover! Gracias por sus comentarios al artículo, es estimulante saber que por parte de Ud. merecen una réplica. El tenor del articulo -tendría que volver a extraer el significado de ello- era justamente “recalcar” la pseudo información que circula como rumor incontrolado en la red sobre nuestro inigualable “Mangoré” que no aporta nada nuevo al tema salvo más confusión. Escribir para un suplemento cultural en nuestro ámbito (me refiero al Paraguay) nos impone una cierta y severa restricción, exige hacerlo en un estilo no tan académico (no sobre poblando el texto de citas y fuentes) pues de otro modo no te publican, generalmente cuando publico algo, mis originales son muchos más extensos y completamente documentados, en ese sentido le pido disculpas por no referenciar en mi texto adecuadamente sus ideas como fuente. Ud. -como académico que es- tendrá más que claro que cuando se argumenta se hace desde un paradigma -epistemológicamente hablando-; Ud. tiene sus razones y yo tengo las mías. Barrios exige una relectura desde todos los puntos y aristas posibles, para ello es que nos planteamos en un sano escepticismo (duda metodológica) la exigencia de reescribir lo que sabemos de él. Aguardare pues su escrito.”

Como puede leerse, el ánimo del Sr. Stover estaba impregnado por el de la intempestiva gana de anularme, degradando y minando mi persona, sin siquiera conocer mis antecentes y méritos académicos y mi labor de estos últimos años con respecto a nuestro insigne compatriota Agustín Pío Barrios Mangoré.

En el articulo réplica que escribí, me extendí solo sobre algunos puntos, y por la concisión del formato del Suplemento me quedaron muchos más argumentos que considero de crucial importancia y que me parecen dignos de ser desarrollados; por ello estas palabras que no tienen más que la intención de poner el acento sobre ciertos aspectos muy olvidados y casi abandonados sobre la investigación de la evolución del genio de Mangoré, y con estos argumentos esgrimo una exhortación a la comunidad científica a que asuma una perspectiva más analítica y formalista, con miras a radiografiar la labor del inigualable Agustín Barrios. Entre las tantas cosas dichas por el Sr. Stover podemos citar las siguientes palabras:

“Mangoré habló de sus experiencias al salir de su patria en 1910: “…Componía obritas sin mucho cuidado; a veces con la intención de provocar risa, pero buenas para bajar la indiada… las cuales, por respeto al arte, nunca puse en el papel…”. Esta es una muestra de cómo usaba Barrios su talento para sobrevivir, cosa que hizo esencialmente toda su vida de ambulante profesional y virtuoso concertista; podía adaptarse a cualquier circunstancia. También demuestra cómo Barrios interactuaba con sus prójimos en los muchos lugares que visitaba -moldeaba la música adaptándola a la realidad en donde se encontraba. Podía componer rápidamente cosas sencillas, pero de poco valor, en su opinión. Esto explica la gran diferencia que se ve en la extensión de calidad de sus obras: desde una página francamente muy “cursi” (como el vals Tua Imagem) hasta creaciones muy elevadas, como su última obra, el trémolo Una Limosna por el Amor de Dios. Todo fue posible para él, porque su talento estaba fusado a las realidades de su vida y del mundo, donde tuvo que luchar para seguir cumpliendo el propósito de su existencia.” (Stover, 2009a)

Si bien es sabido que la psicología del desarrollo y la psicología social han demostrado que el ambiente social condiciona la mentalidad del individuo, pero no la determinan por entero, por cuanto el genoma y el sistema nervioso, lo mismo que la acción individual, que a menudo va contra la corriente, tienen, sin exagerar en absoluto, una gran influencia en la capacidad de crear o desarrollar ideas.

Pero ¿Qué significa exactamente la palabra “determina” en la frase “el ser social determina la conciencia”? ¿Quiere decir que la sociedad, en su conjunto, causa los procesos mentales, o que la posición social y el comportamiento del individuo ejercen una fuerte influencia sobre la forma en que piensa? Es obvio que la ambigüedad inherente en el lenguaje ordinario se presta a múltiples interpretaciones y de aquí que se tornen estos en ciertos equívocos y pseudo problemas.

El lenguaje musical tiene sus reglas sintácticas sobre una simbólica propia; estas reglas de correspondencia y de interpretación (de sus símbolos) referencian a los hechos y sucesos propios del mundo musical que hace a la obra musical en sí y para sí misma. El lenguaje (o mejor dicho el metalenguaje que si bien funge como técnico, contiene muchos términos “ordinarios” del lenguaje común) del análisis musical es hasta cierto punto biyectivo con la clase de fenómenos musicales a que referencia en la partitura, los falseamientos en la interpretación ontológica se suceden al confundir o mezclar ciertos fenómenos propios del lenguaje en si mismo (es decir usos, menciones, actos, funciones etc.). Entre las confusiones y embarramientos lo común es que desde el uso “emotivo” o “prescriptivo” (reglas que imperativizan la construcción y la interpretación de los hechos musicales, incluso se puede hablar a partir de cierta prescriptividad del quehacer musical, la implicación de una “deóntica” mediadora o instrumental) se concluyen falsas, erróneas e inválidas implicaciones. La “expresividad” musical es un error que se sucede en el nivel metalingüístico; pues confunde la naturaleza estructural propia de la construcción musical, con la enunciación o interpretación lingüística que hacemos de ellas desde el hecho de la acriticidad del mal uso de ciertas funciones propias del lenguaje, pues estas poseen ciertas propiedades semánticas que no se pueden aplicar a la estructura propia de la obra musical, traigamos de vuelta un ejemplo que ilustra muy bien este caso:

“En este sorprendente preludio –se refiere al si menor primera sección de La Catedral- la cualidad de su subtítulo (“Saudade”, algo similar, aunque no exactamente, a nostalgia” o “lamento” se expresa de manera eminente y elocuente […]”. (Stover, 2002: 220-221)

¿Qué es lo que describe el Sr. Stover: la estructura semántica del título o la estructura musical de la obra? En este ejemplo se dan serias confusiones y de distintos grados. El “analista” es incapaz de distinguir “contenido” y su “contexto”, asume que el marco de referencia determina el contenido, e inclusive que no hay diferencia entre uno y otro, y como corolario que las ideas, los procedimientos musicales de la obra son determinadas por su ámbito psico-social, pudiendo llegarse al punto de afirmar que el mismo los “constituye”.

Mario Bunge hace un agudo comentario:

“En […] “Las raíces sociales y económicas de los Principia de Newton” […] (se) sostuvo que la obra de Newton era hija de su clase y de su época, y que su trabajo científico fue un intento de resolver problemas tecnológicos creados por el auge del capitalismo. Evidentemente, hay en esta tesis una pequeña porción de verdad: Newton abordó problemas científicos que ni siquiera se habían planteado antes de la era moderna, lo hizo con ayuda de métodos completamente modernos, y el éxito de su obra se explica en parte por su utilidad para la tecnología empleada por la industria capitalista en rápida expansión. Empero, esto no demuestra que las formulas mecánicas de Newton, y menos aún sus contribuciones al cálculo infinitesimal, tuvieran un contenido social. Su mecánica se refería a los cuerpos en movimiento y su matemática a las “fluxiones” (funciones dependientes del tiempo). Asimismo, ¿Cómo explicar que Newton fuera el único “hijo de su clase y su época” que produjera esa obra monumental? ¿Por qué hubo sólo un libro como los Principia en vez de haber aparecido millares de otros similares escritos por sendos contemporáneos de Newton? […] ¿Por qué la misma clase social produjo tanto al ateo Hobbes como al deísta Newton? ¿No es acaso posible que los cerebros de los distintos individuos, al igual que los grupos sociales, tengan algo que ver con la producción de ideas originales?”.
(Bunge, 1993: 23-24)

Así también la obra de Barrios Mangoré, desde sus estructuraciones funcionales no contienen ningún contenido social o emotivo. Su obra se refiere a cuestiones técnicas que hacen a la construcción musical propiamente; aún a expensas de este hecho ¿Cómo podemos explicarnos que habiendo tantos guitarristas y muy buenos en los círculos de la élite concertista, que compartían vida y época con Mangoré, estos no concibieron las obras geniales de Barrios? Su mente musical es única y es producto de la capacidad desarrollada de dominar la técnica de la composición que es de raíz exclusivamente cognoscitiva, pues toda obra o creación musical -así como la teoría axiomática- se edifica sobre la base de conocimientos disponibles y con la ayuda de conceptos y técnicas preexistentes. En música se comienza por conocer a fondo el material existente y el instrumento, así como el artesano comienza reuniendo la materia prima y los implementos. Es absurdo sostener que la intuición es superior a la lógica en lo que atañe a la invención musical; no hay invención científica, tecnológica o musical sin conocimiento previo y sin desarrollo ulterior.

“¿O se pensará, acaso, que la fábula de la inspiración súbita, que, según se cuenta, sugirió a Newton la teoría de la gravitación universal hubiera sido posible sin las contribuciones anteriores de Kepler, Galileo y Huyghens, sin el “cálculo de fluxiones” (necesario para la comprobación de la teoría) y sin las propias tentativas anteriores del propio Newton?” (Bunge, 1993: 141)

En otra parte Stover sostiene que:

“Reafirmo que Barrios fue un compositor ecléctico y programático; esto fue una consecuencia de su realidad, que en cada día encontraba algo nuevo que tal vez lo inspirara o sugiriera una idea musical. Hay una obra que Mangoré compuso en México llamada Canción de la Hilandera, que justamente fue creada luego de haber observado por largo rato a una mujer haciendo hilo en una rueca, actividad que envuelve distintos movimientos repetidos en un orden muy específico. Los movimientos de la hilandera están descritos en la música que creó Barrios, fascinado por el proceso. Si esto no es programático, no sé qué sería. Otro ejemplo: en sus últimos años en San Salvador, Barrios solía sentarse en un parque que tenía un surtidor que tiraba agua al pasto; esto le motivó a improvisar una obra (que nunca escribió en papel) basada en el movimiento del aparato y el agua que tiraba y lo llamó El Surtidor.” (Stover, 2009a)

Podemos seguir argumentando sobre lo ya dicho, que la intuición debe educarse, y sólo una mente lógica en grado sumo es capaz de lograr “la apercepción sintética de una relación o de un conjunto de relaciones lógicas” y en música estos aspectos son centrales. La tesis sociología en la cual descansa los postulados asumidos por el Sr. Stover es que el marco de referencia determina el contenido, e inclusive que no hay diferencia entre uno y otro: que las ideas, los procedimientos y las acciones son determinadas por su ámbito social, pudiendo llegarse al punto de afirmar que el mismo los “constituye”.

Mario Bunge aclara de una manera prístina y muy reveladora que:

“La tesis externalista radical, para la que todo conocimiento es social, hasta el punto de no poder formularse distinción alguna entre su contenido y su contexto, es falsa por las razones que se enumeran a continuación. En primer lugar, el hecho de que el contenido sea influido por el contexto no prueba que sean indiferenciables entre sí, del mismo modo que el hecho de que un organismo no pueda vivir si se cortan todos sus vínculos con su medio ambiente no refuta la distinción entre organismo y ambiente […]. En términos semánticos, los referentes centrales de los enunciados biológicos son los organismos, mientras que el medio ambiente es su referente periférico. […] El externalista radical no establece tal distinción semántica: para él, tanto el centro como la periferia se confunden en una gran papilla dentro de la cual se ahogan las ideas científicas. Esta fusión es treta conveniente para eludir cuestiones “técnicas”, como la construcción y verificación de teorías científicas; de este modo, el estudioso puede prescindir de los elementos básicos de la investigación y dedicarse a sus instrumentos, aspectos exteriores y contingencias diversas”.(Bunge, 1993: 47-48)

Por su parte el Sr. Carlos Salcedo, siguiendo las posturas básicas de Richard Stover, en un artículo publicado en el diario Última Hora, de fecha lunes 11 de agosto de 2008 afirma cuanto sigue:

“Considero que la historia fantástica de Agustín Barrios ha sido conocida por muchos de manera muy superficial, pero profundamente solo por unos pocos -en Paraguay quizás 10 personas-, un exclusivo círculo de investigadores, bió­grafos, coleccionistas y guitarristas interesados en el tema. Esta situación indefectiblemente debe revertirse en pos de la cultura paraguaya y latinoamericana. Este pueblo valora a Agustín Barrios como figura cultural, pero no dimensiona lo grande que es dentro del esquema de músicos y composito­res universales. Este desconocimiento se debe a dos causas 1) Por años se han enfocado únicamente en su música dejan­do de lado su monumental recorrido como el Marco Polo de la guitarra de América, y 2) la recopilación y especialmente la difusión del legado de Mangoré por parte de la antigua generación de investigadores y músicos en Paraguay (Gu­mersindo Ayala Aquino, Sila Godoy, Bacón Duarte Prado y Juan Max Boettner, entre otros) no ha sido lo suficien­temente profundizada y estructurada a nivel institucional y también debido al desinterés por parte del gobierno de ese entonces (época de la dictadura).” (Salcedo, 2008).

Es falsa la afirmación del Sr. Salcedo en cuanto a que “por años se han enfocado únicamente en su música dejando de lado su monumental recorrido como el Marco Polo de la guitarra de América”, pues la realidad es otra, “por años se han enfocado únicamente en su anecdotario”, olvidando el verdadero legado de este genio “SU OBRA”. Desafío al lector a que busque en Internet o en los catálogos especializados algún estudio analítico-formal sobre ella, tamaña sorpresa llevaran del vació en lo que respecta a esta cuestión.

Por nuestra parte podemos especular que el enfático y casi autista acento de privilegiar aspectos del anecdotario de la vida en la investigación sobre Barrios Mangoré es treta conveniente para eludir cuestiones “formalistas”, como la construcción y verificación de hipótesis que surjan a partir de análisis funcionales estructurales que exigen una sólida formación en las técnicas y procedimientos musicológicos; por ello es este casi maniaco subrayado de dedicarse a aspectos exteriores y contingencias diversas sobre la vida de Mangoré.

La comunidad guitarrística se hizo eco del cruzamiento de ideas, siendo así, en varios foros aparecieron comentarios sobre la disputatio.

“Hola a todos en este foro, soy un nuevo visitante y me llamo José! En Paraguay se están cruzando ideas sobre Agustín Barrios Mangoré. Aquí les dejo unos links para que husmeen por cuenta propia.”

“Amigo José,
Muchas gracias por los enlaces. El intercambio de ideas entre Stover y Oxley es muy interesante.

“Qué tal amigos del Foro, ya estoy nuevamente con vos para compartir todo tipo de temas relacionados con nuestro bello instrumento, LA GUITARRA. He leído con mucho deleite la información de Joseph a través de los links que nos presenta, increíble verdaderamente el poder leer a Stover y a Victor M. Oxley, cuánta información! me encantó! y en mi sencilla opinión, le doy votos de razón a ambos exponentes, si bien “ no todo gira sentimentalmente” en la creación en sí, de cualquier género, (como por ejemplo: NO SABEMOS SI EL CREADOR HÍZO ESTE COSMOS QUE HABITAMOS. POR UN SUBLIME SENTIMIENTO DE PLACER O AL CONTRARIO, LO CREÓ PORQUE PUDO HACERLO Y YA! PORQUE EL UNIVERSO ES MENTAL (REZAN ALGUNOS). O también por el otro lado, “no podemos juzgar el arte simplemente como una creación fría, inerte al sentir de su creador” que en este caso, le doy también la razón a Stover, porque como dice Paracelso “ EL AMOR NACE DEL CONOCIMIENTO”, mientras más conoces algo o a alguien, puedes efectivamente “sentir más afecto, más amor”. Seguimos en contacto amigos. Jesús Alberti Mayoral C. Guitarrista.” (Foro de la guitarra del site Arte Linkado)

Así también en día Domingo, 26 de Abril de 2009 en una entrevista hecha por Marco López del diario Última hora a Richard Stover, el nombrado musicólogo afirmó entre otras cosas que ya no se compone música como la de Agustín Barrios.

“El biógrafo de Mangoré dice que su obra es sentimental, romántica y técnicamente complicada. […] -¿Cómo definiría la música de Mangoré?
-Creo que es, sin duda, ecléctica: tiene folclore, tango, choro. No era un guitarrista dedicado sólo a hacer música clásica. Él abarcó muchos territorios y los incorporó a sus composiciones. […] -Existe una polémica sobre el lugar de nacimiento. ¿Cuál es su opinión sobre el tema?-Siempre se dijo que nació en San Juan Bautista, pero la realidad es que no existen pruebas. Es probable que haya nacido en Villa Florida. Allí, su madre era directora de la escuela en la época en que dio a luz a Agustín, en mayo de 1885. El cargo le obligaba a ella a permanecer siempre en la ciudad. […] -¿Qué característica de la música de Barrios es la que cautiva? -Es que su música es melódica, romántica, de sentimiento. No es el tipo de obras modernas que se tocan ahora, que resaltan por ser disonantes, intelectuales. -¿Ya nadie compone como Mangoré? -El repertorio de guitarra actual es frío y aburrido, en contraste con las obras de Barrios, que, pese a ser técnicamente complicadas, emocionan y llegan al corazón.” (Stover, 2009b)

Como se puede notar, el Sr. Stover hace indiferenciables los elementos estrictamente musicales de su marco de referencia periféricos, pues en sus declaraciones las entremezcla a diestra y siniestra.

El Sr. Marcos Balbuena, un lector, escribió comentarios a la entrevista a Stover de Ultima Hora:

“En este articulo Stover define la música de Mangoré como “sin duda, ecléctica”. ¿Qué paso con lo de programático en su visión de la obra del genial Mangoré? Creo haber leído en sus comentarios en el diario ABC, en una polémica con el Lic. Víctor Oxley, la afirmación (con su posterior reafirmación) de que Barrios era un compositor ecléctico y programático. ¿Aún lo sostiene o es que abandono esa interpretación? Es interesante que lean el suplemento cultural del diario ABC del día 12 de abril. Estos debates son infrecuentes en nuestro ámbito, estoy seguro que interesara a quien lo lea.”

“El estudio de Stover está enfocado más a la vida de Agustín Barrios-Mangoré que a su obra propiamente dicha. Esta faceta de Barrios es una deuda en la investigación. Ya se tuvo bastante sobre lo anecdótico (abundan los rumores sin documentos), mejor sería que se vuelquen al análisis estrictamente musical para delinear el pensamiento musical del genial Mangoré de manera a poder compararlo con la evolución de la producción de otros compositores; con ello se podrá insertar su labor y la significación correcta de ello en el contexto de la literatura musical universal, y así dimensionar realmente su genialidad.”

Como muy bien enfatiza Bunge:

“En ciencia, a diferencia del dogma, por cada duda que disipamos obtenemos varios interrogantes nuevos. Por consiguiente, la investigación científica no es fundamentalista ni infalibilista. (Bunge, 2005: 198)

“En la ciencia, tanto como en la vida, el progreso implica riesgos. El slogan “La seguridad ante todo” adoptado por el infalibilismo, es incompatible con el desiderátum de la fertilidad. Nada es más seguro que una tumba.”(Bunge, 2005:88)

Para ir terminando este escrito, quisiera decir que el Sr. Stover reaccionó ante mi escrito muy tarde, pues ya hace unos buenos años que el punto que le sulfuró lo escribí, y recién ahora, en estos momentos álgidos de intereses, más allá de los culturales en torno a la obra de Mangoré –que podemos decir hasta de consecuencias económicas- producen reacción en él, pues en su momento, tal vez por lo coyuntural, no creyó conveniente dirigir su pluma contra la mía.

En fin, dos visiones antagónicas del arte musical enarbolamos el Sr. Stover y yo, en las cuales, asumidos los axiomas respectivos generan dos paradigmas divergentes sobre la investigación musicológica, pero que son complementarias si se integran, eso sí en simétrico equilibrio; ya tuvimos bastante sociología, ahora es hora de una “rigurosa analítica y estricto formalismo”.

Al mirar a Barrios-Mangoré y sopesar su valor dentro de una visión retrospectiva, lejos de los patrioterismos pasajeros o nacionalismos caprichosos, encontramos que su nombre no goza del reconocimiento merecido en el fondo común de la Cultura Universal, dentro del cual se le sigue negando el sitial que se merece.

Agustín Barrios cumplió su papel como ser humano singular que fue y como genio artístico que en raras ocasiones la humanidad ve; pero en un mundo de tan compleja estructura, en la maraña de infinitas relaciones que hacen que sus mecanismos produzcan resultados muchas veces planeados y otras veces anula esfuerzos dividiendo las fuerzas que disipándose extinguen sus impulsos iniciales, encontramos la conclusión en una afirmación de que si bien su status innegable, de ser uno de los máximos constructores del prestigio aureado de la guitarra a nivel de concierto, reconocido y aclamado por miembros de la élite musical del instrumento, sigue en las sombras del desconocimiento masivo y en las esferas de la ignominia, no gozando del justo reconocimiento, así como otros de igual o hasta inclusive de menor mérito ostentan.

Agustín Barrios hizo su parte regalando imaginación y fantasía musical al mundo, ahora es tarea nuestra divulgarla y ofrecerla en toda su magnitud, que el mundo escuche por propios oídos su arte y no lo deseche apriorísticamente a efectos de prejuiciosos esteticismos o intereses extra-artísticos. No seamos mezquinos y repitamos la dura respuesta que Agustín Barrios recibió por llevar la marca de los genios, siendo insolidarios al no reconocer su talento; al contrario, torzamos el dictum postergado de hacer justicia a su persona y obra, gozando y divulgando el invaluable patrimonio que legó al universalismo de la cultura. Que gane la Cultura Universal y la Cultura musical paraguaya en particular!!!

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