Mangorè Eterno Ediciòn Especial 130 aniversario de su nacimiento

Revista Ñande Reko Nº 1

lunes, 27 de mayo de 2013

"DANZA PARAGUAYA": PATRIMONIO DEL ACERVO FOLKLÓRICO POPULAR Y CULTO UNIVERSAL DE LA NACIÓN PARAGUAYA



Por Lic. Víctor M. Oxley

Caracterizando Agustín Pío Barrios a su personaje el cacique Nitsuga Mangoré, el paganini de las junglas del Paraguay, pasa de la América Insular al continente, y cae por el suelo venezolano en febrero de 1932, país en el que los dos siguientes meses haría una seguidilla de 25 conciertos continuos. Llegó a tocar en el Teatro Municipal de Caracas.  Así por estos parajes, el 31 de marzo de 1932 entre las obras que ejecutó para el público en el Club Florida, debuta DANZA PARAGUAYA, obra de un alto contenido emotivo para el pueblo paraguayo, infaltable repertorio ante un auditorio guaraní.

La composición musical "Danza paraguaya" del guitarrista paraguayo, sanjuanino de las misiones de origen, es una de las más bellas páginas de la música paraguaya. Ha recorrido el mundo, primeramente en las propias manos de su creador y luego en las manos de los más grandes intérpretes de la guitarra de concierto del mundo.




Como comentario podemos decir que el 26 de enero de 1926, estando por el Uruguay, obsequia Barrios a Martín Borda y Pagola, su amigo intimo y mecenas oriental, una partitura manuscrita de su emblemática obra “Danza Paraguaya”, este es el vestigio más antiguo con el cual se documenta la evolución del genio mangoriano en el sentido y aspecto imaginario-folklorista de sus creaciones, y se puede decir también, del antes y después de la evolución de la música folklórica de desarrollos académicos por parte de los músicos que han tomado como modelo de composición en la forma y contenido de ella, muy especialmente Don Herminio Giménez en su ya emblemática obra "Che trompo arasá".

El estilo de componer imaginario-folklorista de Agustín Pío Barrios, se refleja muy bien en la obra Danza paraguaya; esta obra en tres bloques bien diferenciados elabora sus principales ideas. En la partitura manuscrita conservada, Mangoré aclara que es una armonización. Esto sugiere que no es una obra original salida de su cabeza. Ya desde los primeros compases se nota la alta calidad de su contenido musical y desde ello, aunque fuese un motivo popular en préstamo se nota que todo lo que se aprecia en ella es Mangoré puro en su más alta capacidad técnica y creativa en cuanto lo musical. Este caso de Danza paraguaya podría ser similar a las 24 variaciones que hizo Mangoré de la “Gran Jota” –obra con la cual por mucho tiempo cerraba sus presentaciones de concierto- y de las 6 variaciones sobre el tema “Lágrima”, ambos de Francisco Tárrega. A lo largo de sus interpretaciones públicas, estos dos temas fueron presentados por Mangoré como solo de Tárrega al principio, luego Tárrega-Mangoré, hasta que al fin lo deja como solo de Mangoré. Esto es justo pues si bien la detonante creativa es una obra impropia, solo el talento que juega en posibilidades no exploradas en el original por el creador primigenio, las lleva más allá de sus límites.

Así podemos acotar que lo mismo sucede con la obra "Ca´azapá" (grabada con la nominación de "Aire popular paraguayo" por el mismo Barrios en 1913-1914 para el sello Atlanta-Artigas), hoy nombrada comúnmente como de Agustín Barrios. Esta obra originalmente pertenece a Eloy Martín Pérez, quien se la dedicó a la bella dama ca´azapeña, señorita Rosa Alderete; el autor primigeniamente bautizó a la canción con el título de "Nde resá porã", más luego por transformaciones en la comunidad musical en la década de 1920, sufre de importantes cambios, como el de relacionar la dulce melodía original con los versos de Carlos A. Jara en su escrito "Maravé ndoicoi"; para 1922, y a raíz de la revolución llevada a cabo por esas fechas, se la rebautiza como la "Canción del soldado", con letra de Rafael Ríos pero cantada con la melodía de "Nde resá porã"; como se puede constatar, esta bella página del acervo nativo pasó por interesantes transformaciones, pero al final,  quedó simplemente la obra musical, desde las más bellas cúspides armónicas a las que Agustín Barrios la elevó, reconocida simplemente por el título de "Ca´azapá".

Entre los actos oficiales, que muy bien pueden aplaudirse del Estado paraguayo, está el hecho de que el 24 de julio de 1944, por decreto gubernamental, las composiciones musicales "India" de Manuel Ortíz Guerrero y José Asunción Flores,  y la canción épica "Cerro Corá" (dicho de paso también tratada en arreglos por el mismísimo Agustín Barrios), con versos del poeta itaugüeño Félix Fernández y música del Maestro Herminio Giménez, fueron declaradas "canción nacional"; desde esto podemos sugerir, bajo los suficientes méritos que creemos ha acumulado la composición titulada "Danza paraguaya" de Agustín Pío Barrios sea también declarada como patrimonio significativo del acervo floklórico popular y culto universal de la nación paraguaya por parte de las autoridades del Estado paraguayo. Creemos firmemente que ello es un acto justo, primero para con el ciudadano paraguayo Don Agustín Pío Barrios Ferreira quien con su talento e imaginación infinitas nos regaló tan excelsa creación, y para con el pueblo paraguayo, que muy bien ha sabido acunar está muy bella página de su acervo nacional en su más notable expresión creativa.

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